La exquisita personalidad de la uva garnacha, la madurez de estas viñas que ya cultivaban nuestros antepasados, la impronta que los 1.100 metros de altitud otorgan a estas cepas y la capacidad de Raúl Pérez -enólogo de prestigio mundial- para reflejar en el vino las características de la tierra que lo produce, dan como resultado un vino redondo, fresco y elegante. Piedra Cachada y Morisco (que nace de las uvas de nuestras viñas aledañas) son el resultado de la pasión y la dedicación empleadas en todos los procesos. Como se viene haciendo desde siempre con estas asombrosas cepas centenarias situadas en Navahondilla, un enclave privilegiado de Gredos, situado entre Villanueva de Ávila y Navarrevisca.